Lesera era el nombre de la ciudad romana que se asentó sobre la Moleta dels Frares de Forcall. Era una ciudad situada en lo alto de esa colina, con vistas impresionantes sobre la zona y, por lo que se refiere a los estudios realizados hasta la fecha, la única urbe existente entre los grandes núcleos mediterráneos de Tortosa (Tarragona) y Sagunto (Valencia). Los romanos vivieron algunos siglos en el actual Forcall, en una ciudad de la que se descubrieron los primeros indicios en 1876 y que nos descubre una época en la que los romanos eligieron esta zona para vivir, crecer y desarrollar su pequeña sociedad. Sin embargo, los estudios realizados por expertos arqueólogos e historiadores indican que este poblado se ocupó desde dos mil años a.C en los tiempos de la Edad de Bronce y se habitó de forma continuada hasta el periodo andalusí. Forcall, ha sido y es, testigo del progreso humano.
«Moleta dels Frares».
Rebobinemos a solo 50 años atrás. En 1977, un investigador alemán reinterpretó unas inscripciones de un altar de piedra antiguo que se conservaba en Morella. Un vestigio único que rara vez se da con algo similar, pues dictaba en latín “res publica leserensis”, que proporcionó a los investigadores el gentilicio y el topónimo de la ciudad Lesera. Además, estaba dedicado a la máxima deidad romana Júpiter por la salvación del emperador Caracalla, quien ascendió al poder en el año 212 d.C. Estos datos se contextualizan y hacen indicar que Lesera fue una ciudad que se mantuvo viva hasta, como mínimo, el año 212 d.C. De hecho, la ciudad romana de la Moleta dels Frares se consideraba vital para el control de la geografía, bajo un pensamiento claro de recrear a pequeña escala las grandes urbes romanas pero con todas las infraestructuras y privilegios propios de su estatus. El rango jurídico de ciudad no tenía que ver con las personas que habitasen en ella, sino por la importancia de su situación en el mapa para administrar y controlar el territorio. Se entiende, pues, que debieran tener murallas, un foro, un capitolio, un templo, una basílica, un mercado o unas termas.
Lesera.
Entre los restos conservados, a pesar de ser una ciudad arrasada por el paso de los años y de las diferentes poblaciones que se ha ido asentando y reaprovechando sus materiales, cuentan con varios tramos de muralla y una puerta de acceso. Con las excavaciones de los arqueólogos en las recientes décadas también se ha conseguido sacar a la luz una domus, vivienda urbana de las familias de un cierto nivel económico. Así pues, que a la ciudad de Lesera se le fuera adjudicada el privilegio de convertirse en municipio, que además le otorgaba facultades para cobrar impuestos, está directamente relacionado con que la ciudad ya sería importante en la época. No es casualidad que gozara de tanta influencia a partir del territorio que dominaba desde sus 900 metros de altitud.
Los restos en el yacimiento obtenidos (sobre todo restos cerámicos) por los científicos, dirigidos por el arqueólogo Ferrán Arasa en multitud de excavaciones, les da pistas e indicios de cuando estuvo poblada este pequeño rincón, testigo de la evolución humana. Del bronce Final-Hierro Antiguo, de los íberos, de la época romana y del periodo califal del que se han encontrado algunos fragmentos cerámicos en una alquería en la que se ha exhumado parte de una necrópolis. La Moleta dels Frares resume en una montaña gran parte de los últimos dos mil años, una mirada atrás en el tiempo que arqueólogos han conseguido sacar a la luz para el bien de la humanidad.
«Moleta dels Frares».
Una muestra más de la imperante necesidad de comunicarse con las demás ciudades del Imperio fue la creación de una vía para carros que conectaba directamente la famosa Via Augusta con Lesera. Y a su vez, conectaba Tortosa y Sagunto con la ciudad y los territorios que controlaban entre sus dominios. Además, la conexión con Lesera también se adentraba hacia la actual Zaragoza (Caesaraugusta). De hecho, se han encontrado restos de esta conexión en las calzadas, aunque el grueso de la vía ha desaparecido por el paso del tiempo y quedaron en desuso. Este hecho coge mayor relevancia con los años debido a que es un caso insólito de comunicaciones con el interior de las comarcas, pues fue en el siglo XIX cuando se construyó otra carretera directa hacia Morella y las localidades próximas a la ciudad dels Ports. Desde el año 2008 al 2017, Forcall ha recordado su pasado con la Feria Ibero Romana. Además, continuamente se realizan visitas interpretativas para conocer el lugar, las virtudes del emplazamiento sobre la Moleta dels Frares y echar la vista dos mil años atrás.
«Moleta dels Frares».
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